sábado, 23 de febrero de 2013


Dice Sabato: “esa aplastante tragedia que es el pensamiento único”. Efectivamente, este pseudopensamiento (el verdadero pensamiento jamás pretende ser definitivo) aplasta la vida, diversa y compleja, y le impone una serie de sofismas que la limitan, transformándola en un fenómeno siniestro, auténtica tragedia, donde el ser humano queda reducido a una abstracción, con las características propias de un objeto, condenado a producir y a consumir. 

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