lunes, 18 de febrero de 2013


En España, los siniestros aparatos de los partidos políticos están controlados por personas que entienden la política como el férreo control sobre los otros miembros del partido, y de ahí, sobre el resto de la sociedad. Nos encontramos ante el ordeno y mando, puro y duro; es decir, la toma de decisiones es de una verticalidad de rascacielos. Las bases del partido quedan lejísimas, y se suelen dedicar a trabajar de verdad por intentar solucionar los problemas de sus conciudadanos. A su vez, los que controlan el aparato han sido bendecidos, previamente, por el poder económico, recibiendo de éste suculentas prebendas. Pero atención a este detalle: no son víctimas del poder económico; son cómplices del mismo. Que no es igual, ni mucho menos. Resultando que, al final, quien manda en España es quien decide qué perfil político se requiere para llegar a las cúpulas de los partidos, estos es: los bancos, las grandes aseguradoras, las grandes constructoras, etc. Más tarde,  usted y yo elegiremos,  tan ingenuamente, en esa pantomima que consiste en depositar un papel en una urna cada cierto tiempo, a una de esas personas, (previamente elegidas  por del poder económico, repito), creyendo que estamos eligiendo a nuestros verdaderos representantes…

No hay comentarios:

Publicar un comentario