sábado, 16 de febrero de 2013

En las bases de los partidos políticos podemos encontrar a excelentes personas, que dedican gran parte de su tiempo a mejorar las condiciones de vida de sus conciudadanos. Por ello, pueden mirar a los ojos a sus vecinos y resultar creíbles cuando dicen: yo creo en otra forma de hacer política, en una forma verdaderamente humana, en una política que jamás pierde de vista la calle, porque su prioridad es conocer los problemas de la gente e intentar solucionarlos. Estas personas resultan fundamentales para que la política de nuestro país no pierda la poca dignidad que le queda:  son el punto de partida necesario para su tan cacareada regeneración. Para ello, hay que crear una nueva forma de elección de nuestros representantes, para que todas ellas puedan alcanzar puestos importantes a nivel nacional, que les permitan poner en práctica todas sus nobles ideas. Recordemos que hasta ahora no han podido pasar de las bases porque, al ser buena gente, no creen que todo valga con tal de conseguir un escaño en el Parlamento; por ello no han estado dispuestos a perpetrar todas las infamias que otros ¿compañeros suyos?, sin problemas de conciencia, sí han perpetrado, y que les han situado en lo más alto del poder político, y en nuestras peores pesadillas.

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