viernes, 22 de marzo de 2013


A la ética la sustenta el coraje, sobre todo cuando uno se erige en guía espiritual de sus congéneres: el coraje de denunciar la barbarie, el coraje de arriesgar la vida por llevar a la práctica aquello en lo que uno cree, el coraje de decir NO al despotismo y a la sinrazón, el coraje de predicar con el ejemplo…Cuando hablas como nadie del amor y la compasión, es indispensable, si no quieres quedar como un hipócrita desvergonzado, no ser cómplice por acción u omisión de aquellos que enarbolan la bandera del odio más implacable contra el pueblo…Conozco a muchos a los que no se les cae de la boca la palabras libertad y decencia, y luego no les ves el pelo por las manifestaciones en las que reclamamos más libertad y más decencia, por miedo a los antidisturbios…

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