Durante el boom inmobiliario, canto de sirenas disparatado, época en la
que nos convertimos en autómatas y abrazamos con entusiasmo los mandamientos
del catecismo del confort (¡cuánto nos perdimos el respeto!), enterramos todas
las preguntas que nos constituyen como seres humanos y redujimos nuestro
destino a acaparar cachivaches que no necesitábamos… Esto ya no lo podemos cambiar,
pero ¿qué hemos aprendido de esta época, tan esplendorosa como falaz, de cara
al futuro?
No hay comentarios:
Publicar un comentario