viernes, 1 de marzo de 2013


El resentimiento es uno de los peores males de la política. ¿Por qué? Porque el resentido trata de engañar a los ciudadanos adornando su siniestro afán de venganza con hermosas palabras conciliadoras, tales como: Solidaridad, Humanidad y otras por el estilo. Pero, insisto, el verdadero principio rector de su política es el resentimiento vengativo. ¿Puede la venganza ser un principio político? ¿Conviene confiar en alguien que piensa que sí?

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