En España, país de paranoicos, papanatas y envidiosos, colocamos en un pedestal a
determinados personajillos para luego derribarlos y arrastrarlos por el fango
sin la más mínima compasión. Y así nos vamos divirtiendo. Lo malo es que
mientras nos dedicamos a reírnos con estas sandeces, no estamos pendientes de
lo que nos interesa realmente. Y así nos va.
No hay comentarios:
Publicar un comentario