miércoles, 13 de marzo de 2013


La verdadera cara de la globalización es que el mundo se ha convertido en un infame circuito económico. Los indecentes beneficios de las multinacionales se deben, principalmente, a que los talleres de fabricación de sus productos están situados estratégicamente en países donde el trabajador es prácticamente un esclavo. En unos países interesa contratar la mano de obra (allí al trabajador se le paga lo justo para que no desfallezca y siga trabajando), en otros interesa vender, y por último, en los llamados paraísos fiscales, se deposita el dinero obtenido en este sucio negocio, a salvo de miradas indiscretas…Allí donde hay miseria generalizada, se conculcan los derechos humanos y existe un sistema político podrido por la corrupción, se instalan la multinacionales depredadoras. Últimamente, hemos podido comprobar cómo empresas que llevaban decenios instaladas en España han trasladado sus factorías a países donde la legislación laboral y fiscal es más “compresiva” con las intenciones de sus consejos de administración…

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