viernes, 29 de marzo de 2013


Qué facilidad tenemos para ignorar lo que no confirma nuestros puntos de vista. No escuchamos lo que puede hacer que se tambaleen nuestros dogmas; no vemos lo que nos puede llevar a pensar que quizá estemos equivocados; despreciamos soberanamente aquello que no encaja en nuestras miopes teorías; escamoteamos verdades con el mayor descaro. Si abrimos un libro y leemos una frase que nos enseña algo nuevo, pero que nos puede suponer desprendernos de alguno de nuestros sagrados principios, dejamos el libro con cierto repelús. Si estamos escuchando un programa de radio que nos da noticia sobre algo que nos obliga a replantearnos nuestra forma de pensar, cambiamos de emisora a la vez que, mentalmente, le colocamos un sambenito a quien ha osado cuestionar nuestra lógica de forma tan inaceptable: periodista mercenario de mierda…

No hay comentarios:

Publicar un comentario