Un hombre predica el amor al prójimo desde su púlpito, predica la
compasión, se extasía revelando las virtudes del Espíritu Santo. Mientras habla,
detecta que falta Marta, la monja que ejerce su misión en barrios marginales de
Buenos Aires. “Estará enferma”, piensa este hombre humilde. Y continúa con su
prédica. Pasan las semanas y la mujer no ha vuelto a aparecer, y este hombre, que poetiza sobre el amor y la compasión como nadie, quiere pensar que "a lo mejor se ha mudado a vivir
con la hija que tiene en Córdoba, aunque es extraño que no haya venido a
despedirse de él…"
"Las palabras son como las monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una". Francisco de Quevedo
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