miércoles, 10 de abril de 2013


Lo que el sistema capitalista llama operación inteligente, negocio redondo, consiste en esta infame secuencia: la empresa para la que trabajas suspende pagos fraudulentamente (traslada el centro de producción a países con gobiernos más “considerados” con la iniciativa empresarial); se te despide junto a tus compañeros con una indemnización miserable, y cuando tienes que elegir entre dar de comer a tus hijos o pagar la hipoteca (tras años sin encontrar un nuevo empleo y agotadas todas las prestaciones), y eliges, como haría cualquier padre, lo primero, entonces te envían a la policía para echarte a la calle sin miramientos. Esta secuencia no es una muestra de inteligencia, sino de rapiña. Capitalismo de rapiña.
Ayer conocí a dos mujeres a las que van a desahuciar en breve. Ambas tienen dos hijas, ambas están separadas. Sus ex maridos vivieron la terrible secuencia que detallo más arriba. Sus ex maridos fueron víctimas de la rapiña. (Ellas son víctimas de la rapiña. Sus hijas son víctimas de la rapiña.) Estos hombres, absolutamente humillados, atemorizados, sin futuro (se sienten culpables), no pueden pagar la manutención de sus hijas porque no tienen ningún ingreso, tampoco tienen perspectivas de encontrar un trabajo digno, que les reporte ingresos dignos. (Dignidad es una palabra maldita.) Estas mujeres van a protestar esta tarde, una vez más, primero frente a la sede del banco que se niega a aceptar la dación en pago de sus viviendas y después, frente a la sede del PP en Cartagena. A lo peor Torres Dulce ordena al fiscal que mande a la policía a que las detenga. 

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