Los trabajadores del Puerto de Cartagena ahorcan a un muñeco que
representa al ministro Cristóbal Montoro delante de los talleres de Autoridad Portuaria. La situación en España ha
llegado a tal extremo de gravedad que los ciudadanos, no solo no esperan nada bueno de la clase/casta política,
sino que tienen que dedicar todos sus esfuerzos a defenderse de las continuas agresiones
de dicha clase/casta política. El
ministro Montoro facilitó el blanqueo de capitales del narcotráfico, de la prostitución,
del tráfico de armas, de Bárcenas y Diego Torres, pero lo llamó amnistía fiscal.
Todo son facilidades para el capital, cuanto más sucio mejor. Ahora los trabajadores del Puerto de Cartagena temen por su futuro y
por el sus familias, temen verse “ahorcados” por un ministro
que, como el resto de sus compañeros, aún no ha puesto en práctica ninguna
medida constructiva: el ordeno y mando no vale. Ahora vendrán los periodistas
mercenarios, que comen caliente todos los días, que no temen por el futuro de
sus familias y empezarán a poner paños calientes: hablarán de calma, de
democracia, de paz social. Soportar la violencia del estado no es sinónimo de paz
social; es sinónimo de indecente mansedumbre y abyecta cobardía. Qué asco dais.
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