Mi padre falleció hace unos días. Un amigo suyo solicitó a uno de los
sacerdotes del barrio que oficiara una misa de duelo por su fallecimiento. Ha tenido
lugar esta tarde. En un momento dado, el cura menciona a Barrabás. La figura de
Barrabás es fascinante. Barrabás era un zelote, o zelota, nombre que recibían los
hebreos que guardaban un extremado celo por Yahvé. Los zelotes tenían como
objetivo una Judea independiente del Imperio Romano. Algunos historiadores consideran
a los zelotes como uno de los primeros grupos terroristas de la historia,
porque asesinaban a civiles que colaboraban con Roma. Es probable que la figura
de Barrabás esté creada a propósito para componer una parábola, ya que un
zelote, Barrabás, es el perfecto contrapunto de Jesús de Nazaret. Tanto en sus métodos
como en su filosofía difieren radicalmente. Barrabás militar; Jesús pacifista.
Barrabás lucha por liberarse del yugo romano mediante las armas; Jesús promete
una liberación espiritual más allá de este mundo. La conocidísima escena de la liberación
de un prisionero durante la Pascua judía no tiene base histórica. No se tiene noticia
de esa costumbre ni por parte de los romanos ni de los hebreos. La escena en la
que Pilatos se lava las manos y permite que el pueblo elija entre Barrabás y Jesús
es probablemente falsa. Unos creen que tiene como función mostrar el
antisemitismo por la crucifixión de Jesús, otros creen que se trata de una forma
de exculpar al Imperio Romano, que pronto adoptaría el cristianismo como
religión. Yo creo que es una gran trampa intelectual de la Iglesia, que inventa
esta escena para decirnos: qué ciegos son los hombres, qué necesitados de
iluminación espiritual. Tenían delante al hijo de Dios y prefirieron a un terrorista
fanático. Perdónalos, porque no saben lo que hacen…
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