"Urdangarin comunica al rey su decisión de irse a trabajar a Catar." Yo
recuerdo el caso de un amigo que se vio envuelto en un delito menor contra la
salud pública (en comparación con el delito de este golfo consorte, el de mi
amigo fue un asunto insignificante), que le costó unos meses de cárcel (él sí fue encarcelado
de inmediato) y le supuso perder su empleo. Cuando me entero de que Urdangarin
está pensando en marcharse a trabajar a Catar, me pregunto: ¿tiene este hombre
la sensación de que puede ser condenado? ¿La ha tenido en algún momento? Es
más, ¿en algún momento ha sentido este caradura que el juicio al que está
siendo sometido es algo más que una farsa? ¿Quién se cree, a estas alturas, que
la justicia es igual para todos? Un hombre que está haciendo las maletas para ir
a trabajar durante dos años a Catar sabe que la cárcel no está pensada para
hombres como él. Y lo repulsivo es que tiene razón.
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