En el mercadillo de Cabo de Palos una preciosa gitana de pelo negro y ojos
verdes se gana la vida como quiromántica. Yo no creo en semejantes supercherías,
pero quiero verla de cerca, y con más detenimiento, sin ofenderla, por eso me
acerco a ella y le pido que me lea mi porvenir. Toma mi mano derecha y recita su
retahíla de mentiras. Efectivamente, es bellísima.
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