En el televisor aparecen los implicados en el cobarde asesinato de
Marta del Castillo. A mi lado, tres tipos que desconocen la existencia del cepillo de dientes empiezan a escupir sus soluciones
sumarias. En su afán de venganza, disfrazada de justicia, compiten a ver quién es
más severo.
-Pues yo lo metería en la cárcel y lo torturaría todos los días.
Risas.
-Yo se lo dejaría al padre. Le diría: ahí lo tienes. Haz con él lo que
quieras.
Más risas.
Cuando llega el turno del tercer energúmeno con dotes inquisitoriales, aparece Messi en el
televisor.
-El genial argentino no está en su mejor momento- sostiene el
periodista deportivo.
Cambio de tercio: de inmediato, Messi desplaza de la conversación a
Miguel Carcaño y compañía. El camarero se acerca a ellos y puntualiza:
-Yo, al Carcaño ese lo colgaba por los huevos de un gancho de
carnicero.
Estruendosa carcajada.
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