martes, 7 de mayo de 2013


Esta tarde he estado paseando por un jardín diseñado por el arquitecto modernista Víctor Beltrí.  Me ha resultado muy acogedor, hecho a la medida del hombre: un jardín habitable. Algunos lugares, llenos de luz; otros, tomados por las sombras. Largas avenidas, cuidadas con esmero, para pasear en esos días en los que sentimos que la vida es fácil. Parajes que  parecen olvidados a propósito, para ser frecuentados en días tempestuosos y circulares, o para cicatrizar un amor no correspondido… Bancos de colores en lugares recónditos, para perderse con un libro o con una amante. Hay un estanque lleno de monedas. Hay niños jugando al escondite. Pienso volver…

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