viernes, 3 de mayo de 2013


Sonrío cuando pienso en los que tienen respuestas para todo. Ahora bien, cuando los tengo delante, y me escupen su pensamiento sumario, mi sonrisa se torna en mueca de horror. Cuando detallan sus simplezas, a menudo criminales, y, atrincherados en su pereza mental, apedrean cualquier atisbo de inteligencia, entonces, ya digo, me horrorizan. 

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