jueves, 16 de mayo de 2013


Vaya por delante que esto no es un alegato a favor de la Policía. Yo no creo en las mayúsculas, porque a las mayúsculas (Policía, Justicia, Humanidad, Amor…) la vida se las come con patatas. Yo creo en las personas que han demostrado que son presentables: su gremio es indiferente.
Una de las personas que más me ha enseñado a jugar al ajedrez es un compañero del club, que es teniente de la Guardia Civil. Este hombre estuvo varios años infiltrado en la mafia rusa. Durante ese tiempo participó en la desarticulación de varias redes de prostitución, narcotráfico y tráfico de armas: la mafia rusa es muy completita. (Luego esas redes se instalaron en otros lugares, pero eso ya es culpa de los políticos golfos que se dan golpes de pecho en insultantes mítines cada cuatro años). Los tontainas que pertenecen a la cofradía de los faltos de oxígeno al nacer hacen tabla rasa criminalizando a todos los policías por igual. Estos personajillos de pensamiento débil buscan las generalidades como gandules que se arrastran buscando un confortable sillón. Me encantaría oírlos decir que todos los policías son unos cabrones delante de las madres de las muchachas ucranianas que el equipo del teniente ajedrecista liberó de la esclavitud sin cuento, padecida durante meses, obligadas a acostarse con unos veinte tipejos al día. Se llevarían bofetones antológicos.
Por cierto, lo mismo que por ser español uno no está obligado a saber bailar flamenco, hay muchos rusos que no tienen ni puta idea de jugar al ajedrez.

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