Blesa. Millonarios en celdas con conexión vía
satélite. Esperpéntico paripé judicial. Las apariencias engañan: los coches blindados son tan
incómodos como hacer zanjas en el mes de agosto. Los millones de euros no se
roban, se despistan, y acaban en una tumbona tomando un mojito. A ver si
aprendemos a hablar de una vez por todas: aquí el único ladrón es el que birla
una lata de atún. Blesa es un señor espabilao. A ver si nos enteramos de una
puta vez.
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