domingo, 23 de junio de 2013

Cuando era ministra de Cultura, le preguntaron a Esperanza Aguirre si conocía a Javier Tomeo. Contesto que no. No podía ser de otra manera con un hombre que fue un escritor sin más, sin el diabólico adjetivo de "mediático", un escritor que mantuvo una distancia higiénica con respecto al poder político. Goya, Kafka y Buñuel le enseñaron a mirar la vida. Un gran escritor ha muerto. Léanlo. Es el mejor homenaje que se le puede hacer.  

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