viernes, 12 de julio de 2013

¿Qué siente un hombre cuando ve arder los cuerpos de dos niños? ¿Qué siente un padre cuando está quemando a sus hijos en un horno crematorio? ¿Qué pasa por su cabeza? ¿De dónde saca fuerzas para añadir leña al fuego? ¿Flaquea su ánimo en algún momento? ¿Qué siente cuando sus hijos ya no son más que un montón de cenizas a sus pies? Y la última pregunta, que me aterra: ¿cómo es posible que este hombre, después de perpetrar tamaña infamia, continúe hablando de sus hijos en presente con esa naturalidad?

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