sábado, 20 de julio de 2013

El individualismo que corta lianas, brazos, piernas en una selva de asfalto y cristales rotos. El individualismo para apuñalar en medio de un suicida sálvese quien pueda. El individualismo que, ahora, cuando las vacas flacas rumian el desastre, se convierte en puro aborregamiento al borde del abismo. Y Rajoy sin dimitir, como dice mi compadre Ramón Garza. 

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