¿Qué tienen en común el comisario Lascano, el teniente Mario Conde y el
teniente Kostas Jaritos? Que son de fiar. (Esto no quiere decir necesariamente que
sus creadores lo sean: no digo ni que sí ni que no). En sociedades que se
desmoronan a marchas forzadas estos investigadores representan la esperanza en
un mundo más humano y decente; son los justos en las diferentes versiones de
Sodoma. En una Argentina infestada de miserables torturadores amnistiados, que campan
a sus anchas; en una Cuba sojuzgada por la religión de los barbudos: el
Comunismo, cerril e intratable; y en una Grecia caótica, corrupta y milenaria,
Lascano, Mario Conde, y Jaritos, respectivamente, intentan hacer justicia, lo
cual no es otra cosa que situarse voluntariamente de parte de los débiles y de
los maltratados por la vida. Bravo.
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