sábado, 6 de julio de 2013

Recuerdo de E.G.B

En cuarto curso de E.G.B tuve un profesor que era un verdadero animal, un maltratador de tomo y lomo,  un pésimo docente, en resumen. Fue contratado a dedo por los salesianos. Ayer me enteré de que ahora se dedica a impartir charlas encomiando virtudes tales como la paciencia y la profesionalidad. Es decir, este indeseable encomia las virtudes que no ha tenido en su puta vida. Pienso que la desvergüenza humana es infinita. Recuerdo que una vez me abofeteó con saña porque yo, que siempre he sido una persona alegre, me estaba riendo, no de él, sino de algo que me dijo un compañero. Mi padre, midiendo la mitad que este cafre, se lo explicó con detenimiento. No volvió a ponerme una mano encima. 

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