Vivo en un barrio que está a cuatro kilómetros de Cartagena, y aunque
tengo un coche muy confortable, me gusta ir allí en autobús. En el barrio decimos bajar a Cartagena. En
el trayecto te enteras de los asuntos que ocupan las conversaciones de la
gente, asuntos que se repiten una y otra vez: crisis, políticos miserables, fútbol (siempre fútbol), o sexo, si no ha salido ningún videojuego nuevo…También
compruebas la forma de tratar dichos asuntos, lo cual es tan importante, o más,
que los asuntos en sí mismos; esto es, elevando el tono de voz, sin dejar
hablar al interlocutor, y sin matizar lo más mínimo. Curiosamente, el tiempo que
emplean, desperdician, millones de personas hablando de asuntos que no afectan
a sus vidas lo más mínimo es aterrador. Viajar en autobús me permite mantener
el contacto con la realidad, y yo amo la realidad sobre todas las cosas, aunque
duela. Vivir en las nubes siendo pobre es peligrosísimo.
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