Oriol Junqueras fue un adolescente gordo y feísimo. Veía pasar
cientos de tetas por delante de él (¡no se toca, tío feo!), y fue acumulando
resentimiento y mala leche, aunque intentara darle salida a esta última a base
de mucho amor propio…Los años pasaron para este horrendo tonel, insignificantes
y aburridos, hasta que un día encontró el vertedero ideológico idóneo, el Nacionalismo,
en donde abocar toda la mierda acumulada en su interior minuto a minuto. Ahora
podemos verlo haciéndose la víctima de la mala malísima España…Moraleja de esta
historia: hay que follar más, y no andar por la vida jodiendo a los demás…
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