Van a comenzar su escolarización en precarios barracones, rodeados de obsesivos
martillos neumáticos y mareantes hormigoneras. Ahora bien, que no cunda el
pánico, coño, que nos hemos vuelto muy delicados. Orgullosa, la Administración
de turno informa a los indignados padres de que estas aulas prefabricadas
(algún periodista demagogo ha tenido la desfachatez de considerarlas dignas de
un campo de refugiados) estarán perfectamente climatizadas durante todo el curso. ¡Faltaría más! Que
estamos en un país desarrollado, señoras y señores. No perdamos la compostura. ¡Por
favor!
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