domingo, 15 de septiembre de 2013

Yo chapoteaba en aguas estancadas, de espaldas a la vida, y hacía del exceso un sacramento; me abandonaba a dulces precipicios, aullaba interrogantes en noches sin estrellas (aquel tipo desaliñado farfullando versos ante una farola apagada). Me recuerdo hermanado con náufragos aferrados a botellas de ron, cautivado por sirenas de mirada turbia, arrancándome a puñados la tristeza en espantosos callejones, autodestruyéndome minuciosamente, recogiendo pedazos de mí en desoladas madrugadas. Sí, fueron años oscuros, ciertamente…

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