Yo chapoteaba en aguas estancadas, de espaldas a la vida, y hacía del exceso
un sacramento; me abandonaba a dulces precipicios, aullaba interrogantes en
noches sin estrellas (aquel tipo desaliñado farfullando versos ante una farola
apagada). Me recuerdo hermanado con náufragos aferrados a botellas de ron, cautivado
por sirenas de mirada turbia, arrancándome a puñados la tristeza en espantosos callejones,
autodestruyéndome minuciosamente, recogiendo pedazos de mí en desoladas madrugadas.
Sí, fueron años oscuros, ciertamente…
No hay comentarios:
Publicar un comentario