No opuso resistencia ante los policías. Una vez en la comisaría, confesó muy
tranquilo:
-Mi mujer sufrió un desfallecimiento y cayó sobre el cuchillo.
-¿Trece veces, joder, trece veces?- estalló, indignado, el inspector.
-No se lo tome a mal, hombre: ella era igual de obsesiva para todo.
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