RITUAL DE APAREAMIENTO
Tocado con un charolado tricornio (lo lustra con frecuencia),
perteneciente al nada benemérito personaje histórico Antonio Tejero Molina, que
el protagonista de esta espeluznante historia adquirió en una subasta tras pagar
un precio astronómico, irrumpe en el dormitorio conyugal y exige a su devota esposa
que lo complazca sexualmente. Ella lo recibe con un modelito de ropa interior
comprado expresamente para tan primitivo ritual de apareamiento.
“Esta noche toca control de alcoholemia”, piensa humedeciéndose los labios (esa
tarde lo ha ensayado ante el espejo) como sus actrices porno favoritas.
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