miércoles, 27 de noviembre de 2013

Los griegos deseaban unirse a los dioses, especialmente a Baco, para lo que ingerían grandes cantidades de vino, suficientes para lograr percibir esa unión; a este estado se le llamó entusiasmo o endiosamiento. Quien lo practicaba, el entusiasta, estaba imbuido del numen divino. Cioran criticaba sobre todo a los entusiastas de la Verdad, que tantos desastres han ocasionado a lo largo de la Historia, esa "obnubilación en marcha".

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