Hasta que no ocurren tragedias como la de Monterrubio no sale a la luz
pública algo que los técnicos en prevención de riesgos laborales sabemos desde
hace mucho: la bebida y la droga están toleradas en el tajo. En los años de la
demencia económica, en una constructora de cuyo nombre no quiero acordarme tuve
que hacer varios partes de falta muy grave con propuesta de despido
disciplinario (con uno solo no bastó) a un gruista impresentable que tenía la siniestra
costumbre de desayunarse todas las mañanas con dos copas de whisky. Tras ser
despedido, me vino con el cuento de que yo había jugado con el pan de sus dos
hijos. “¿Y qué me dices de los hijos de tus compañeros, irresponsable de mierda?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario