sábado, 10 de mayo de 2014

Hasta que no ocurren tragedias como la de Monterrubio no sale a la luz pública algo que los técnicos en prevención de riesgos laborales sabemos desde hace mucho: la bebida y la droga están toleradas en el tajo. En los años de la demencia económica, en una constructora de cuyo nombre no quiero acordarme tuve que hacer varios partes de falta muy grave con propuesta de despido disciplinario (con uno solo no bastó) a un gruista impresentable que tenía la siniestra costumbre de desayunarse todas las mañanas con dos copas de whisky. Tras ser despedido, me vino con el cuento de que yo había jugado con el pan de sus dos hijos. “¿Y qué me dices de los hijos de tus compañeros, irresponsable de mierda?”

No hay comentarios:

Publicar un comentario