domingo, 13 de julio de 2014

Hay miles de años detrás de los diez segundos que tarda una mujer en evaluarnos; es decir, en abrirnos una camino hacia ella: Qué mayor, ay, demasiado joven, qué barrigón, qué canijo, qué dientes tan horrendos, qué engreído, el musculitos, y tan inseguro…; qué culo, qué mirada, qué manos, qué sonrisa, qué voz, qué…, ven aquí, nene, a ver cómo te portas. 

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