martes, 17 de febrero de 2015

Lo importante es sacar la fe de la política; expulsar a todos los mesías, a todos los salvapatrias, da igual la secta ideológica a la que pertenezcan o el paraíso que prometan. La política ha de ser algo cotidiano, sin dioses ni héroes, con hombres y mujeres de fiar que sueñen con el cordón umbilical atornillado al suelo. 

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