jueves, 4 de junio de 2015

En vez de tablets, teníamos tirachinas. Nuestras madres, zapatilla en ristre, nos gritaban: “¡Ven aquí, que te vas a enterar!”. Y algunos iban… Yo huía, pero mi madre tenía una puntería tan precisa como la de los francotiradores del GEO. La verdad es que éramos felices: unos cabroncetes muy imaginativos. 

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