sábado, 29 de agosto de 2015

Esta tarde he conocido a una chica en la playa y he entablado conversación con ella, con intenciones sexuales, todo sea dicho. Mientras conversábamos ha recibido un mensaje, y tras leerlo, me ha contado, exultante: “Ya tengo la entrada para los toros. Sigo a ese torero (“El niño sin neuronas”) desde que vi cómo un toro lo cogía. A punto estuvo de matarlo. Fue una faena estupenda”.  Confieso que, disimuladamente, me he tocado la polla a ver si aún estaba allí. Afortunadamente, allí seguía, minúscula y acojonada, nunca mejor dicho. He inventado una excusa y he huido de esta mujer: yo creo que era de Tordesillas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario