sábado, 29 de agosto de 2015

Uno es capaz de convencerse de prácticamente cualquier cosa. Puede ocurrir que te enamores de una chica hasta el aborregamiento más absoluto. Y tu madre, erre que erre: “No te conviene, hijo. No te conviene”. Y tú, indignado y más ciego que una patata, preguntas: "¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? No tienes argumentos. Lo que pasa es que te cae mal porque no sabe cocinar. Y punto". Y tu madre, hasta el moño de advertirte inútilmente, explota: “¡Porque se está acostando con tu hermano rico, pasmao!”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario