lunes, 26 de octubre de 2015

Yo tenía quince años cuando leí que Sherlock Holmes tiene, es inmortal, unas manos fortísimas. Desde ese mismo momento no he parado de probar métodos de entrenamiento para fortalecer las manos (el que estáis pensando no sirve para este fin, precisapene, perdón, precisamente), y hoy en día mis manos son pequeñas, fuertes y sensitivas. Saben emplear la fuerza justa y necesaria, ya que no es lo mismo apretar el cuello de un insolente, que un culo cremoso. Elemental. 

1 comentario: