El caciquismo, entendido como el sometimiento voluntario por parte de
los ciudadanos a un amo sin escrúpulos que está dispuesto a usar cualquier
medio con tal de mantenerse en el poder, está vigente en la España del siglo
XXI, mal que nos pese. El caciquismo establece una relación de clientelismo
entre el político-cacique y el ciudadano-siervo-guay que whatsappea
gilipolleces a todas horas: pasto adictivo en el pesebre del amo a cambio de votos
y apoyo en las redes tecnológicas “yo no soy tonto”… Si la bondad del cacique
no es aceptada, no tendrá reparo en acudir a otros medios de persuasión más
contundentes… El caciquismo es una lacra propia de pueblos ignorantes, fuertes
con el débil y débiles con el fuerte. El cacique no es solo un vendedor de
humo, es una bestia que está pidiendo “café, mucho café”, pero nos hemos vuelto
muy dóciles…
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