jueves, 23 de junio de 2016

El caciquismo, entendido como el sometimiento voluntario por parte de los ciudadanos a un amo sin escrúpulos que está dispuesto a usar cualquier medio con tal de mantenerse en el poder, está vigente en la España del siglo XXI, mal que nos pese. El caciquismo establece una relación de clientelismo entre el político-cacique y el ciudadano-siervo-guay que whatsappea gilipolleces a todas horas: pasto adictivo en el pesebre del amo a cambio de votos y apoyo en las redes tecnológicas “yo no soy tonto”… Si la bondad del cacique no es aceptada, no tendrá reparo en acudir a otros medios de persuasión más contundentes… El caciquismo es una lacra propia de pueblos ignorantes, fuertes con el débil y débiles con el fuerte. El cacique no es solo un vendedor de humo, es una bestia que está pidiendo “café, mucho café”, pero nos hemos vuelto muy dóciles…

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