La ironía es mi arma de combate favorita. Con ella trato de abrirme
camino diariamente entre la docta barbarie y la ignorancia encantada de haberse
conocido. Esta frase de Quevedo: “Las palabras son como las monedas, que una
vale por muchas como muchas no valen por una”, expresa impecablemente bien lo
que siento cada vez que me pongo a escribir, tras sumergirme en la irrefutable
ambigüedad de la realidad. No escribo para deslumbrar, menudo disparate, sino
para propiciar una reflexión serena, que buena falta nos hace. Ojalá que así
sea.
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