viernes, 1 de julio de 2016

Unos días se coloca un parche en el ojo derecho; otros, en el izquierdo. Y sale a la calle. Resulta tragicómico verlo toparse con casi todo lo que se encuentra en el ángulo de visión cegado por el parche que toca ese día. Otros días, se coloca una venda en los ojos. Entonces, los topetazos son lamentables (a veces, peligrosos) e interminables, prácticamente con cualquier cosa o persona despistada… Una vez, se sentía especialmente audaz, se colocó la venda en los ojos y probó a andar hacia atrás: acabó en la comisaría... Sí, lo han adivinado: nuestro hombre está estudiando el fanatismo.

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