martes, 20 de septiembre de 2016

La primera vez que leí a Karmelo Iribarren pensé “yo a este tío lo conozco”… Ahora que devoro sus poemas, sé que este hombre y yo hemos compartido madrugadas desoladoras, mujeres al borde del abismo, amaneceres lacrimógenos, trifulcas con chulos insustanciales… Gracias, amigo. Nunca nos faltes. 

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