La primera vez que leí a Karmelo Iribarren pensé “yo a este tío lo
conozco”… Ahora que devoro sus poemas, sé que este hombre y yo hemos compartido
madrugadas desoladoras, mujeres al borde del abismo, amaneceres lacrimógenos, trifulcas
con chulos insustanciales… Gracias, amigo. Nunca nos faltes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario