Tropezar, caer, volar… Nunca fui un caballo ganador, pero sigo vivo y una
carcajada inesperada me sienta mejor que una ducha socialmente aceptable… Nací
con varias vueltas del cordón umbilical al cuello (no sufras, madre, te adoro) y
el médico le escupió a mi padre que moriría… A día de hoy puedo saltar a la comba
sobre la tumba de este hombre sabio de cojones, pero mi vida no es tan aburrida
como para dedicarme a buscar la tumba de un matasanos funcionarial… Voy a tomar
una cerveza. No te preocupes, no, tampoco voy a mear sobre tu tumba, amigo de
los niños... Sigo vivo y navegando…
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