La vanidad es previsible, manipulable: escupe al insobornable espejo y
lame al histrión adulador.
Ha llegado un momento en que si vemos esta oferta: “Se busca personal
que sepa hablar Inglés, Francés y Alemán en perfecto esclavo”, pensamos: “No
hablar idiomas es mi talón de Aquiles”. Y la tortuga se descojona…
La distancia idónea en muchos matrimonios es vivir en casas separadas…
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